Dos niños jugaban en el patio trasero de su casa, sentados en el pasto, y ya cansados de jugar a las cartas, se tendieron cuán largos eran, mirando el sol de la tarde.
Cuando en uno de esos
instantes, uno de ellos, sintió una picadura, miraron y era una
hormiga, Pablo y Pedro se dieron vuelta y se pusieron a observar las
hormigas, vieron como ellas, caminaban una detrás de la otra, como
algunas transportaban pequeñas piedras de maicillo sobre sus espaldas.
Empezaron traviesamente
a ponerles tropiezos a sus caminos con piedras grandes y palos grandes
para el tamaño de ellas, y observaron que nada las detenía,
que ellas rodeaban el obstáculo o lo escalaban, y se comenzaron
a dividir en dos flancos, aquellas que escalaban o rodeaban los objetos.
Pablo tomó una
hormiga y la encerró en un vaso plástico. Y vió
que las hormigas eran solidarias pues al estar esa prisionera, estas
hormigas se organizaron en círculos y sacaron a la hormiga del
vaso.
Los muchachos se dieron
cuenta que ellas se cooperaban, las unas con las otras, es decir siempre
se ayudaban entre sí y pensaron que era importante estar unidos
en la adversidad. Ya era tarde, su madre les llamaba y se regresaron a
la casa.
Pero esa noche Pedro
soñó muchas cosas, como por ejemplo: se vió pequeñito,
soñó que muchos niños como él, eran pequeñitos,
que se paseaban entre las inmensas selvas que formaban los pastos, todo
se veía tan distinto desde abajo, cada roca que encontraba a su paso
era solo una piedrita, las mariposas semejaban grandes y gigantescos aviones.
Y empezó a llamar
a las mariposas para volar con ellas, y les cantaba una canción
que decía:
No sabía Pedro el porqué cantaba esa canción, hasta que finalmente se le acercó una mariposa pequeña, que le preguntó, porque las llamaba y él le contestó, que él no sabía volar y que quería saber, si ella le llevaría en sus alas, entonces la mariposa le dijo que bueno y pasearon por todas las flores del jardin de la casa de Pedrito, y el se dió cuenta que las flores, las plantas, los árboles, las aves, las hormigas, las mariposas conocían un lenguaje de paz y armonía.
Las mariposas amaban
a las flores, y éstas a su vez les correspondían, ya que
las mariposas llevaban en sus pequeñas patitas sus mensajes a otras
flores, y ellas eran sus brazos y sus pies.
Ese día Pedro
despertó muy temprano, y se asomó a su ventana, estuvo un
largo rato mirando el jardin y el sol amaneciendo, sentía su corazón
liviano, feliz y pleno de ternura y expectación por todas las
cosas que le rodeaban.