Ser distinto a los otros, es una particularidad especial dada nuestra unicidad.
Tenemos ojos, boca, labios, orejas, pies, manos. Por ende se esperaria que viéramos igual, que habláramos igual, que pensáramos igual. Pero la verdad es que nuestro entorno inmediato, nuestra propia expectativa nos hace distintos. Oímos gritar en casa, seguro que gritaremos y si nos molestaba, apenas hablaremos en un susurro, y si nuestro juguete era una hoja de papel, va a ser distinto al mundo de un niño que está en contacto con distintos colores, papeles, texturas.
Los medios mediatos nos hace distintos, quien sabe la realidad interna y externa, pues siempre reaccionamos positivamente o negativamente o no reaccionamos, somos distintos en la forma de usar nuestro cuerpo, en la manera de mirar, en la manera de sonreir, la manera de caminar, la manera de indicar.
Somos distintos, porque vivenciamos y actuamos distinto a una situación, todos conocemos al que se come las uñas en un estado de ansiedad, al que se toca la cabeza alisando un pelo que parece estar rebelde, o a aquel inquieto que camina y camina en ronda cuando algo le inquieta. Y el otro que se queda ensimismado en alguna cosa, y sus ojos parecen haberse ido y y su cuerpo esta allí, pero no está.
Siento que es una bendición ser distinto, es bueno no pensar igual, es bueno estar en desacuerdo, es bueno expresar nuestras ideas, es bueno reaccionar distinto, es bueno poder hacer el intercambio de experiencias y ver los distintos lados de la medalla.